lunes, 15 de marzo de 2010
ENRIQUE URQUIJO (15/02/1960 - 17/11/1999).
Estoy metido en un lío
Y no se como voy a salir
Me buscan unos amigos
Por algo que no cumplí
Te juré que había cambiado
Y otra vez te mentí
Estoy como antes colgado
Y por eso vine a ti
Agárrate fuerte a mi María
Agárrate fuerte a mi
Que esta noche es la mas fría
Y no consigo dormir
Agárrate fuerte a mi María
Agárrate fuerte a mi
Que tengo miedo
Y no tengo donde ir
Mañana cuando despiertes
Estaré lejos sin fin
No creo que pase nada
De otras peores salí
Si acaso no vuelvo a verte
Olvida que te hice sufrir
No quiero si desaparezco
Que nadie recuerde quien fui
“Agárrate fuerte a mi María”. Esta canción está dedicada a su hija, nacida en 1994… ¿Quién debía agarrarse a quien?
Enrique Urquijo nació el 15 de febrero de 1960 y falleció en el mismo Madrid el 17 de noviembre de 1999. Ya no necesita que nadie le reivindique. Su aura de poeta maldito se agranda día a día. Algunos de los locales donde estrenaba cada noche sus canciones, como el Café del Foro, han cerrado sus puertas, pero músicos como Fito y los Fitipaldis o Quique González siguen cantando “Quiero beber hasta perder el control” u “Hoy la ví”. Su biografía, resumida en más de 300 páginas, supone una vuelta más en la vida del compositor, que pasó la mitad de su existencia sumido en un círculo vicioso que le llevaba de la depresión a las drogas. "Cuando sentía el hormigueo de la desesperación, recurría al alcohol, la heroína, la cocaína o los tranquilizantes (en ocasiones, todo a la vez) para conseguir una especie de muerte efímera".
Extremadamente tímido, Enrique aprendió a usar las canciones como medio de expresión. "Era absolutamente inadaptable a la vida", cuenta en el libro Sabina. "Le llevaba a esto un sentimiento de ser incapaz de comunicarse. Tenía la marca en la cara de la tristeza". A pesar de esa timidez, encontró en el cara a cara con el público su hábitat natural. Tocó en grandes recintos y en garitos minúsculos. Probó todos los formatos posibles: acompañado por una banda de rock (Los Secretos), arropado por instrumentos acústicos (Los Problemas) y hasta se subió al escenario formando dúo con la acordeonista Begoña Larrañaga.
Enrique Urquijo falleció a los 39 años, abandonado en el portal de la calle Espíritu Santo, 23 del barrio de Malasaña. En las horas previas a su muerte, Pía, su novia, fue a buscarle en un par de ocasiones a la casa del camello donde se había recluido tras abandonar la clínica donde estaba ingresado. Era el punto final de una pesadilla que se inició 20 años antes. "Enrique y sus hermanos empezaron a probar las drogas en 1981. La heroína había entrado con fuerza en toda la comunidad de músicos a mediados de los años setenta, y dentro del círculo de la nueva ola estaba a la orden del día", cuenta Miguel A. Bargueño. "Había caballo en todas las fiestas. Si eras músico y no te metías, es como si fueras gilipollas".
A principios del invierno de 1983, Enrique se propuso desengancharse. En esos días el consumo de jaco se había disparado. Los debates sobre la droga se sucedían desde las tribunas políticas hasta el cine, y para la medicina la ayuda a los toxicómanos era un campo de pruebas. Enrique empezó un peregrinaje por consultas de psiquiatras que no sabían cómo solucionar un problema nuevo. La vida de Enrique y la de las personas que le amaban se convertiría en un túnel en el que la fama no le ayudó.
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